Siguiendo con la temática del anterior post sobre mejorar el mundo, podemos pararnos a pensar con más detalle sobre lo que nos motiva a ayudar a los demás. En este sentido, cuando ayudamos a otros, ¿lo hacemos desinteresadamente o existe algún tipo de interés oculto? ¿Nos sentimos felices porque ayudamos a los demás, o ayudamos a los demás porque nos sentimos felices? Parece ser un poco como la típica pregunta de ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?
Lo cierto es que si lo pensamos con detenimiento parece que si nos sentimos felices porque ayudamos a los demás, el hecho de ayudar a los demás nos reporta cierto beneficio personal (porque estamos consiguiendo felicidad a cambio de nuestra ayuda, y quizás si no consiguiéramos esa felicidad dejaríamos de hacerlo). Por tanto, de alguna forma podríamos plantearnos considerarlo egoísmo. Esto es a lo que en mi libro “Felicidad Sin Fronteras” me refiero como egoísmo positivo. Es la clase de egoísmo que a priori parece beneficiar a ambas partes: a nosotros nos hace felices y a las personas que ayudamos también.
Por otro lado, si ayudamos a los demás porque nos sentimos felices, entonces nuestra acción parece verdaderamente altruista. El hecho de ayudar no es más que uno de los muchos resultados positivos que se producen como consecuencia de nuestra felicidad. Así, no buscamos nada a cambio, más que el propio placer de ayudar en sí mismo. No buscaremos la felicidad en ayudar a otros porque ya seremos plenamente felices.
Visto de esta forma, ¿qué tipo de ayuda crees que prestas a los demás: egoísta o altruista? ¡Deja tu comentario aquí debajo y continuemos el debate!
Leave a Reply