Felicidad y Ajuste Estructural

Una de las principales características diferenciadoras de mi libro “Felicidad Sin Fronteras” es que no solo podremos aprender a descubrir nuestra felicidad verdadera, sino que también descubriremos cómo extender nuestra felicidad al resto del mundo (no solo a nuestros amigos y familiares, ¡sino al resto del mundo entero!). Para llegar a ello, una de las principales premisas del libro es que una vez nos damos cuenta de que somos plenamente felices, lo único que nos queda es ayudar al resto del mundo a ser felices también.

Y para poder extender nuestra felicidad al resto del mundo, debemos conocer primero algunas de las principales causas que impiden o limitan la felicidad de millones de personas en nuestro planeta. Como ya vimos en un post anterior, el desarrollo humano se basa en libertad y oportunidades, las cuales son indispensables para una vida plena y feliz. Sin oportunidades ni libertad es muy difícil o casi imposible que ni siquiera lleguemos a plantearnos ser felices.

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En este sentido, uno de los principales limitantes de las libertades y oportunidades en muchos países subdesarrollados son precisamente los Programas de Ajuste Estructural (PAE). Para intentar explicarlo de una forma breve, estos programas incluyen una serie de condiciones que el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI) les imponen a los países subdesarrollados para darles préstamos con los que puedan pagar su deuda externa. Esta deuda externa fue creada por los propios países imperialistas o coloniales que invadieron los países subdesarrollados para explotar sus recursos y habitantes. Durante las décadas que los países imperialistas estuvieron explotando los países subdesarrollados, los primeros construyeron infraestructuras con las que poder maximizar la explotación, como carreteras, puentes, hospitales, etc. Tras explotar sus recursos y esclavizar sus habitantes durante todos esos años, los países colonizadores (hoy en día conocidos como países desarrollados) se marcharon, dejando una gran deuda a los países subdesarrollados justificada en las infraestructuras y servicios que allí dejaron.

Lógicamente, las economías de los países subdesarrollados no son lo bastante poderosas ni estables como para hacer frente a esa deuda, por lo que tienen que recurrir a pedir más y más préstamos, entrando en una espiral de tasas de interés creciente que hace que a día de hoy hayan pagado múltiples veces la deuda original. El problema viene cuando, debido a su incapacidad de demostrar que pueden hacer frente a otro préstamo, el Banco Mundial y/o el FMI les impone los llamados Programas de Ajuste Estructural. Estos programas se basan en la liberalización y la austeridad. Sus medidas influyen tanto en las políticas de gobierno como económicas y financieras. El resultado es que los países subdesarrollados dejan de ser libres para tomar sus propias decisiones, y sus políticas de desarrollo se ven impuestas por los países desarrollados, que en la mayoría de los casos van encaminadas a favorecer sus multinacionales y acuerdos de comercio. Así, desaparece la libertad y las oportunidades en los países subdesarrollados, desapareciendo por tanto el desarrollo humano de sus habitantes y, en última instancia, la felicidad de sus sociedades.

Lo cierto es que la efectividad de los PAE viene poniéndose en duda durante muchos años. Múltiples informes ponen en entredicho las consecuencias positivas de las que se habla. Hasta el propio Banco Mundial parece reconocer la inefectividad de estos programas. Si bien ciertas medidas pueden funcionar y ser útiles, debemos plantearnos la ayuda a los países subdesarrollados de otra forma. Debemos prestarles nuestro consejo y asesoramiento, pero no podemos imponer nuestras propias condiciones, ya que cada lugar tiene un contexto diferente, y por tanto necesita medidas diferentes. Tan solo sus propios gobiernos y habitantes pueden saber con certeza lo que mejor puede funcionar.

Como ciudadanos de países desarrollados, es nuestro deber y responsabilidad ejercer nuestra influencia en la sociedad y en nuestros gobiernos para que estos Programas de Ajuste Estructural sean, al menos, replanteados. Podemos influir positivamente en el futuro del mundo influyendo en las políticas de gobierno, comercio y económicas que darán forma al sistema de mercado en las próximas décadas. La felicidad de millones de personas depende de nuestro éxito en exigirle a nuestros líderes mundiales un sistema económico y financiero más justo con los países subdesarrollados. Simplemente tenemos que hacernos oír.

Si quieres saber más sobre los PAE puedes leer este enlace.

Y tú, ¿sabías ya acerca de los Programas de Ajuste Estructural? ¿Qué opinas de ellos?

 

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